La génesis de lo que se convertiría en la línea Ashbery fue el diseño de farola de Benjamin Franklin, introducido en Filadelfia en la década de 1750. Se trataba de una farola típica con un globo de vidrio que protegía una vela de aceite del viento, pero Franklin desarrolló la idea de un farol con cuatro lados planos que producen una forma que se ensancha ligeramente y una chimenea, la cual evitaba la acumulación de hollín en el vidrio y de humo en el farol. Es un diseño icónico que sigue caracterizando la iluminación en las calles de las ciudades estadounidenses.

"Nos interesaba vincularnos a esa larga historia que tiene el alumbrado público", dice Dab Lobitz, diseñador de Ashbery y socio de Robert A.M. Stern Architects. "Queríamos que nuestro diseño de iluminación contribuyera a las características de los pueblos de los EE. UU.: un destino compartido, tradiciones compartidas, un sentido de comunidad, vecindad, todos tirando hacia el mismo lado", dice Lobitz.

Cuatro brazos sostienen la cubierta, y una luz similar a la de las velas que se refleja en el vidrio esmerilado evoca el brillo cálido de una antigua luz de la calle, además de atenuar el elemento LED que ilumina hacia abajo de manera eficaz y eficiente.

"Las luces Ashbery son simples, elegantes y sin complicaciones. Son modernas y contemporáneas pero, a la vez, celebran las tradiciones desde las que evolucionaron y les da la bienvenida a las personas con una hermosa luz cálida", dice Lobitz.